Un día tu cabeza hace click. Un día cualquiera. No ha pasado nada especial, no ha brotado azufre ni se han alineado ningunos astros. Simplemente sucede. Es como ver matrix, o resolver una suerte de sudoku vital en diez segundos. Te das cuenta que lo tuyo no era normal. Que la normalidad queda lejos. Que tus compañeras de profesión no comparten la mesa de jurado contigo. Que no debates con ellas en jornadas o eventos. Que no son tus contrincantes en concursos. Que cuando se habla de diversidad, el discurso de la meritocracia es injusto y caduco.
Porque esas mujeres no han desaparecido de la tierra, no. Es que hay tierra que las oculta bajo una espesura rancia y apabullante. Y eso no está bien. Tu cabeza te muestra que aunque a ti te vaya bien, aunque te hayas sentido apoyada, representada y valorada, estás muy sola. Ese día, tratando de dormir a tus hijas mientras con la otra mano terminas de escribir un guión a las 2 de la mañana, sabes que hay que sacar la
pala. Se ha tardado años, y se tardarán algunos más. Pero otro día cualquiera, cero especial, en el que tampoco brote azufre ni se alineen ningunos astros, alguien en una agencia se dará cuenta de que ella tiene que ser Directora Creativa. Porque es la mejor. Ese día es hoy, ese alguien eres tú, y ella es una de cada dos.
Mónica Moro es co-fundadora de This is Libre